Aprender a amar tu cuerpo
|

Ignora al mundo y aprende a amar tu cuerpo

Amar tu cuerpo es un tema del que te he hablado bastante en este blog, pero no te lo he contado todo sobre mi proceso.

Porque resulta que hablar de uno mismo cuesta más de lo que imaginamos.

Aquellas mujeres que tenemos blogs, lo sabemos.

Algunas cuentan demasiado, otras se reservan bastante y las hay que no mencionan nada de su vida privada y solamente tienen su blog como un negocio y punto.

Encontrar un punto medio donde no lo cuentes todo, pero así mismo cuentes lo suficiente para poder ayudar con tu propia historia a otras personas, es el gran reto que todas tenemos cuando escribimos en un blog como el que yo quiero gestionar en este proyecto 😉

No pasa nada por compartir tu historia.

De hecho es lo que recomiendan a la hora de querer conectar con las personas.

Yo aún no sé si se me da bien o mal, pero voy a intentar compartir contigo una experiencia que viví hace unos años.

Una experiencia que me ha ayudado muchísimo a la hora de aceptar mi cuerpo y aprender a amarme de una manera auténtica.

Trabajar el amor propio es el primer paso para amar tu cuerpo

El amor propio va mucho más allá de lograr el cuerpo perfecto o tener la clase de figura que envidias de las mujeres que ves en las revistas o en la tele.

Amar tu cuerpo es aceptarlo tal cual es hoy en día, en este momento presente.

No antes, cuando tenías 15 años, el vientre plano y nada te preocupaba en la vida.

El reto está en poder amarte hoy mismo tal cual eres. Así aprender a amar tu cuerpo.

Te he contado sobre partes de mi cuerpo que no me gustan en varios artículos que he escrito:

Pero en mi juventud habían más cosas que me molestaban, por ejemplo mi pelo y mis ojeras.

Estás últimas son hereditarias y no las puedo quitar por más que duerma 20 horas seguidas, están ahí y son parte de mi.

Al igual que mi pelo alborotado que cuando me levanto es como si tuviera un nido de pájaros en la cabeza.

Era así en mi juventud y lo sigue siendo hoy en día.

Mientras vas creciendo te vas desarrollando y vas conociendo a los chicos.

Tener inseguridades, compararte con otras mujeres y sentir que no eres suficientemente “lo mejor”, es cosa de la adolescencia que puede durar muchos años y llegar casi hasta los 30, o más.

Sin embargo, llega un momento en la vida donde toca ponerse seria y afrontar que este es tu cuerpo, estas son tus caderas, tus tetas, tu vagina, tus piernas, tus pies, tu culo, tu pelo, tu cara, tu todo…

Lo aceptas o sencillamente te empequeñeces y te vuelves una amargada que odia su cuerpo y no acepta que aunque no es perfecto, es lo mejor del mundo.

Mi mentalidad sobre mi cuerpo cambió cuando empecé a recibir “burlas amables” sobre mi culo.

Eso fue cuando tenía 24 años y me fui a vivir a Bogotá.

Hasta ese entonces, mi culo era una parte muy normal, pero en Bogotá parece que no era normal que una mujer tuviera las caderas anchas y el culo grande.

Mis compañeras de trabajo se burlaban de mí, muy amablemente, debo decir.

Yo empecé a sentirme incómoda, porque no sabía que mi culo fuera tan grande.

Hasta entonces pensaba que era normal, pero parece ser que en la región de la que yo soy, las mujeres tienden a ser más caderonas y culonas que en Bogotá y eso a ellas, les causaba gracia.

La pasé realmente mal al principio, porque me sentía incómoda con sus burlas de «buen rollo” y me llegué a acomplejar un montón.

Sobre todo porque es una parte que poco puedes ocultar a la final.

Las ojeras te las maquillas, el pelo alborotado te lo peinas, los pies si no te gustan te los cubres y hasta las tetas te las puedes ocultar un poco o aumentar, con un buen brasier, de ser el caso.

Pero el culo, no sabía cómo esconderlo.

No te diré que aprendí en ese entonces a amarme más a mi misma, porque no fue así.

Simplemente aprendí a no escucharlas, a reírme y a verle el lado amable a esos comentarios de mis compañeras y puedo decirte que aprendí a vivir con ello.

Era adulta, tenía pareja, me sentía querida y eso tal vez hizo que no entrara en una depresión por sentirme diferente.

Sin embargo, una cosa es cierta. Muchas veces decimos cosas de buen rollo, burlas que no son odiosas pero que sí afectan a otros.

Porque las palabras tienen un poder y por eso es importante tener mucho cuidado con lo que decimos, porque por más buen rollo que le pongas a los temas si dices las cosas desde la envidia, el mensaje no llega de la misma manera.

Comprendí, mucho tiempo, después que mi compañera, la que más me molestaba, tenía un serio problema de autoestima.

No estaba a gusto con su cuerpo y desde luego veía en el mío algo que le gustaba y que ella no tenía, pero su forma de “alagarme” era burlándose.

Te confieso que a los 24 años me compré una faja para moldear mi cuerpo y que se viera «más normal».

No saben lo doloroso que era esa vaina y lo que costó (económicamente hablando).

Me la puse como una semana, a pesar de que sufría cuando la tenía puesta.

Y sí, mi cuerpo se veía genial, estilizado y precioso, pero en ese momento me di cuenta que el problema no era yo, eran ellas.

Y aunque me costó al principio, me dejé de cuentos y no volví a ponerme esa cosa.

Tampoco me volví a cepillar el pelo, cosa que hacia cada mes para que por un par de días no estuviera tan alborotado.

Dejé de usar maquillaje y empecé a ponerme la ropa que a mí me hacía sentir cómoda.

No la creía era la mejor para ocultar partes de mi cuerpo.

Nunca entendí lo importante de esta experiencia.

Hasta que años después trabajando todo este tema de amor propio, consciencia y aceptación, me di cuenta que sin tener las pautas logré salir de una situación que hubiese podido ser realmente traumática.

Salí, sencillamente porque me sentí amada y aceptada, aunque solamente fuera por una persona, para mí era la más importante del mundo.

La gota que colmó el vaso fue descubrir que no valía la pena sufrir para poder encajar en un grupo que a la final no me interesaba realmente estar.

Porque ellas no iban a ser mis amigas, eran compañeras de trabajo y nada más.

Conozco muchas mujeres que cambian totalmente su forma de ser, de actuar o de vestir para agradar a otras.

Sencillamente porque tienen la idea de encajar en un grupo, cuando eso no debería ser así.

Tú deberías poder ser tu misma sin tener que hacer nada para que otras personas te acepten.

Lamentablemente eso solamente lo descubrirás con los años.

Así que revisa muy bien las creencias que tienes sobre tu cuerpo.

No permitas que otras personas tengan el poder de hacerte sentir mal por ser cómo eres.

Conócete, acéptate y reconoce que eres hermosa en todo tu esplendor y que nadie nunca debería decir lo contrario.

Cuando tu te amas, los demás inevitablemente haremos lo mismo.

Así algunos tengan envidia, esa envidia nunca llegará realmente a ti porque estarás vacunada contra ello.

¿Has trabajado el tema de amar tu cuerpo?

¿Cuándo fue la última vez que alguien te hizo sentir mal con respecto a una parte de tu cuerpo?

Publicaciones Similares

Responder a Sergio Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

24 comentarios

  1. Hola 🙂
    Gracias por compartirnos un poco de ti… como bien dices, compartirnos ayuda a crear empatia con nuestra audiencia, yo particularmente soy reservada, en general en la vida jajaja.. he tenido momentos de adorar mi cuerpo y otros momentos no tanto, particularmente mi cabello, a medio mundo le encanta ( rizado) y yo a veces quiero pedirle tiempo (alaciarlo) jajaja… pensaba en lo que contabas y como siempre hay alguien con el autoestima aun mas baja y una se deja lastimar, aunque a veces entre mujeres es mas rudo el maltrato emocional, en México decimos: mujeres juntas ni difuntas! jajaja.. a veces somos bien rudas entre nosotras.
    También la edad, la madurez llega… yo hoy soy mas segura y mi cuerpo me a dado una segunda oportunidad de vida hace ya casi 5 años, asi que como no estar feliz , agradecida y plena…
    Amarnos, querernos, desearnos…

    1. Paulina, mucho nos queda por seguir aprendiendo, por cambiar paradigmas, por mejorar nuestra propia comunicación con otras mujeres y con nosotras mismas, un trabajo que no es sencillo, pero que merece mucho la pena hacer 🙂

  2. Que lindo tu post Diana, gracias por compartirlo. Que importante es el amor propio, querernos y aceptarnos, no tratar de quedar bien ni encajar a costa de negarnos a nosotros mismos.
    De niña tuve un par de inseguridades tambien (incluyendo mis ojeras tambien hereditarias) pero con el paso de los años, cada rollito, cada estria, cada arruga, cada mancha es aceptada y querida porque tiene una historia.
    Saludos

    1. La aceptación nos cuesta mucho, pero las experiencias y el tiempo nos enseñarán que el mejor camino para ser felices y disfrutar de las relaciones que tenemos es cuando aprendemos a aceptarnos, querernos, respetarnos y valorar lo que somos ante otros y ante nosotras mismas 🙂

  3. Me ha encantado este post, sin duda todo lo que dices es lo que deberíamos de plantearnos todas las personas, tenemos que aprender a querernos tal y como somos.
    Sin duda yo también tengo algunos complejos, cosas que no me gustan de mi, pero aún así me acepto tal y como soy y no me afecta lo que los demás puedan pensar. Respecto a la pregunta que haces al final, no hace mucho una amiga me dijo «de broma» delante de varias personas que tenia la piel flácida (soy muy delgada pero no estoy musculada) sinceramente me reí y pase, la gracia es que esa persona que me lo decia estaba rellenita y simplemente lo decia por envidia. La mayoria de las personas que se meten con otras como tu dices es por su baja autoestima.

    1. Tal cual guapa, a la final es la baja autoestima y el no saber cómo manejarla lo que hace que ataquemos en vez de apreciar y resaltar las cualidades de otras personas. Una triste realidad, pero es la realidad en que vivimos :/

  4. Yo he visto algunas colombianas en Lima, no se exactamente de que parte de Colombia son pero me ha parecido que tienen muy bonita figura, si así como tu dices tienen la caderas anchas y la cintura muy finita, yo creo que la burla era mas por envidia que por otra cosa, hiciste bien en alejarte de personas así que no aportan nada bueno a tu vida, es cierto lo que tu dices cuando uno es joven hace lo que sea por encajar pero con el tiempo uno toma conciencia, hay que ponerse en primer, segundo y tercer lugar luego vienen los demás.

  5. Hasta el momento no he dejado que me hagan sentir mal, cuando dicen algo alusivo a mi cuerpo, por lo regular es que como estas de gorda, yo les digo: gorda no, barrigona que no es lo mismo y como me luce mi barriguita es la que atrae, así que me siento muy bien con ella.
    Creo que las criticas se toman o se dejan, si uno se pone a ponerle cuidado a toda la gente, se vuelve loco, así que yo dejo que hablen si quieren, no me preocupa, lo importante es como me sienta yo misma.

  6. Super importante primero uno debe quererse asi mismo y el que no le guste lo que vea que no mire! Lo más importante es que estemos bien con nosotros mismos!

  7. Nada como el tema de la autoaceptación para que todos nos demos cuenta de la cantidad de mierda que nos echamos encima. Y sobre todo, lo mejor es que lo hacemos totalmente sin darnos cuenta. Porque ese es el cuento que nos contamos sobre nosotros mismos, el cuento que le echamos a los demás y lo bonito que lo ponemos todo mientras.
    Vaya asquete de actitud.
    Por eso, cualquier cosita con el tono de tu texto, Diana, me parece muy necesaria. Eso sí, te aseguro que a mucha gente le acobardan las palabras «ser uno mismo». Quizás porque las críticas y los rechazos duelen más cuando sabes que es por ti, y no por tu fachada.
    Pero bueno, eso es problema de cada cual.
    Sigue haciendo estas cosas.

    1. Uhmmm rechazos, qué te puedo decir, tenemos tanto miedo a ellos que por eso usamos caretas, preferimos fingir porque como bien dices da mucho miedo que nos rechacen por ser nosotros mismos, que no gustemos a nadie y que nos quedemos solos… Lo cual, desde luego, no va a pasar 🙂

  8. Sí? Yo si he sufrido mucho con mi proceso de aceptación de mi cuerpo… han sido 33 años de altibajos constantes, de errores dañinos y de mentalidad cerrada…
    Hoy por hoy voy paso a paso luchando por cambiar mi autoconcepto.
    Gracias por compartir parte de tu historia!

    1. Gracias a ti Zayra por compartir tu experiencia, no es fácil aceptar que no nos gusta nuestro cuerpo y que ha sido complicado en la vida que llevamos, pero merece mucho la pena el trabajo que hacemos para ser mejores, amarnos más y aceptar que somos diferentes 🙂

  9. Es increíble la presión que nos metemos y nos mete la sociedad a las mujeres con el tema del físico, a nadie le importa si eres lista o no, sólo si eres físicamente aceptable. Haces muy bien en compartir una experiencia así porque puede ser una gran ayuda otra otras mujeres en una situación parecida,muy valiente por compartir, bss

    1. Gracias guapa, la idea es que todas aprendamos y que a la final, si es posible, nos apoyemos porque crecer no es fácil y aceptar que somos diferentes, únicas y hermosas es un trabajo de día a día 🙂

  10. Lamentablemente, muchas veces el medio que nos rodea tiende a influir, la idea seria que nos ayude a mejorar, pero no a cambiar por una mera satisfacción de los que nos rodean y no por y para nosotros mismos. Tenemos que dar el valor necesario a todo lo que nos compone y solo así el resto nos valorara.

    1. Que fácil sería la vida si no nos fijarnos tanto en lo que los demás piensan y desean de nosotros y más en lo que nosotros queremos en la vida. Todo cambiaría y sería genial, pero no lo es a la final y mucho trabajo tenemos que hacer para que eso cambie :/

  11. Tienes mucha razón y el ejemplo mas claro es que quien te criticaba la cadera en Bogota tenia problemas de autoestima grandísimas. Yo siempre he tenido un autoestima muy grande y hasta quizás un poco de ego que nunca me ha permitido deprimirme ante las burlas amables o no por mi cuerpo. De niña en la escuela se burlaban de mi porque soy muy frentona y además no pronuncio la R, la verdad no me afecto. Luego por mi melena que es realmente alborotada, creo que la tuya recién levantada se debe ver como lacia y peinada al lado de la mia. Creo que como tu el tener un apoyo de amor y respeto en los seres queridos siempre me ha ayudado a no sentirme mal.

    1. Me encanta eso de un poco de ego jajaja siempre te dicen que el ego es malo y que hay que aprender a manejarlo, yo creo que un buen ego nos salva la vida muchas veces, porque si tu no te amas con descaro, quién lo va a hacer entonces? Un abrazo preciosa y que vivan las despeinadas 🙂

  12. La última vez, cuando tenía unos 15 años, en aquellos años era muy jovencita, alta y muy delgada, mis piernas parecían las de un canario y así me apodaron «patitas de canario» pero al contrario que a ti, a mi nunca me importó, yo veía mis piernas super delgadas de la rodilla para abajo y super gorditas de la rodilla para arriaba. Tras 37 años transcurridos, sigo viendo mis piernas delgadas de la rodilla para abajo y no, no tengo ningún trauma.
    A veces, el destino y la vida nos dota con ciertas cosas y del mismo modo, no resta de otras. Los niños, la juventud y la gente en general, tienen ciertos cánones que no sean reales como por ejemplo, la extrema delgadez de algunas modelos o, si nos centramos solo en mujeres, la que lleva un sujetador de una talla importante, si las personas que tenemos alrededor, solo pueden valorar aspectos externos, creo que no merece ni la pena siquiera que pueda haber cariño o cualquier otro tipo de sentimientos. Hace años era delgada, por muchas razones que son muy largas de comentar, pero la naturaleza cambia, la vida cambia y el cuerpo junto con él, no me siento ni más ni menos que antes, eso sí también te digo que estoy haciendo dieta, pero no por recuperar la talla que tenía antes, sino simplemente por salud, tengo una niña de 13 años que necesita de mí aun, esa es la única razón que me empuja a seguir ciertos pasos, de lo contrario no lo haría, creo que amarte a ti misma implica respetar la imagen que te devuelve el espejo 😉

    1. María es así, amarte es aceptarte, respetarte y valorarte, lo que digan los demás no debería cambiar ese amor que sientes por ti misma, por el contrario debería darle mucha más fuerza 🙂