Mujeres
|

¿Es cierto que no sabemos lo que queremos?

Hay muchas clases de mujeres y hombres. Aunque vivimos en el mismo mundo nos rigen normas diferentes, por infancias no tan comunes y por una historia que nos ha separado durante siglos.
O como dice el libro de John Gray,

Los Hombres son de Marte, las mujeres de Venus, venimos de mundos diferentes y por ello, si queremos tener una relación sana, duradera y feliz, es necesario identificar y reconocer que no somos iguales y que ambos queremos y podemos aportar a la relación cosas muy diferentes.

Mucho se especula de que algunas mujeres no saben lo que quieren. Que es tanta nuestra indecisión que hasta comprar un par de zapatos puede ser una actividad de alto riesgo y el hombre que este cerca bien puede sufrir de un gran tormento que puede durar horas y a veces semanas.

Y es que lamentablemente parece que las cosas no han cambiado mucho. Por más liberación femenina, por más «igualdad» de género y todo eso, muchas mujeres seguimos sin saber qué queremos en cuanto a la ropa que compramos, la pareja ideal con la que soñamos, la carrera que vamos a ejercer, los lugares a conocer y hasta la comida del día de hoy.

Y el problema no es nuestro, sabemos lo que no queremos, pero resulta que hay tantas opciones que elegir se vuelve complicado.

Todo es gracias a la adolescencia

Puede que tras pasar los 30 tu indecisión haya mermado, la mía lo ha hecho considerablemente. Pero en mi época adolescente creo que fue donde todo se desmadró.

Esa época donde los chicos te invitaban a salir, te pedían un beso y si querían algo más se «declaraban» como Dios manda, para mí fue de las mejores. Sin embargo, en ese entonces siempre había un momento en la relación en que el chico del momento te preguntaba «¿Qué quiere hacer hoy?» «¿De qué sabor quieres el helado?»…. y ahí fue cuando empezamos a complicarnos.

Porque si nos ponen a elegir y le sumamos a ello las ganas que teníamos de agradar, lo que hacíamos era dejarle esa decisión a ellos, no sea que elijamos mal y nos termine echando antes de empezar. Eso no queda muy bien en la hoja de vida de las relaciones personales con el otro sexo.

Si eran preguntas de «sí o no» como: «¿Quieres comer algo?» o «¿Te apetece tomar algo?» siempre respondíamos con un «No, gracias» porque nos daba pena que pensara que éramos unas glotonas si aceptábamos comer (cosa que siempre queríamos) y si tomábamos mucho líquido, sumado a los nervios, viene el tema de querer ir al baño más de la cuenta y eso no es bien visto cuando sales con un chico y a penas empiezas.

Por aquello de «qué pensará de mi», tal vez crea que no tengo ganas de mear sino que tengo una diarrea, y eso no es nada excitante.

Son tantas las «normas» que tenemos en nuestra cabeza para cumplir que a la final no sabemos qué es lo que debemos realmente hacer.

Queremos complacer a nuestro chico y tratamos de no pedir nada, de ser «sutiles», de aparentar que somos «sencillas» y «fáciles de llevar» cuando la verdad es que somos complicadas, que no nos gusta el helado de vainilla y que cuando pregunta si quiero comer, quiero decir «Sí, una hamburguesa gigante por favor».

No sé en qué momento nos han enseñado a ser unas solapadas y eso ha hecho que después de la adolescencia elegir y saber qué se quiere sea tan difícil.

Hasta aquí te he hablado de «relaciones», pero ¿qué me dices de la ropa? Ir a comprar ropa es lo peor cuando eres adolescente.

No sabes qué es lo mejor, nada te queda porque estás en etapa de crecimiento y llena de indecisiones porque no sabes si te gusta el negro, el rosa, el azul o el salmón, puede que en el fondo lo sepamos, el problema es que el bendito color no está de moda o a tus amigas no les parece bien, así que toca elegir complaciendo a todo el mundo menos a ti.

Después de la adolescencia vienen más problemas

Lo que nos ha pasado en la adolescencia hace que ahora piensen que no sabemos lo que queremos, que sí es verdad (en algunas es así), pero eso es gracias a que cuando jóvenes, no sé qué fue exactamente lo que pasó, pero nos jodieron con eso de tener que aparentar, de tener que disimular las ganas y las necesidades que teníamos, porque no era lo que se esperaba de nosotras.

No sé porque no nos permitieron ser como queríamos ser y elegir lo que deseábamos. Tal vez, si nos lo hubiesen permitido, hoy no habría tanta indecisión, tantas dudas, tantos miedos.

Que tan sencilla sería nuestra vida, si nos hubiesen enseñado a pedir lo que queríamos, a decir: «basta», «quiero esto», «no me gusta eso», «hazlo de esta manera.» Pero no fue así, fuimos criadas para complacer, para estar sometidas y aquellas valientes que se revelaban fueron juzgadas, mal vistas, aisladas y tratadas como furcias, porque eso no se hace.

Nos decían que lo que pasa es que el hombre sabe lo que nos conviene, cuando muchos ni siquiera saben cómo darte un buen orgasmo.

Pienso que la adolescencia nos ha marcado de alguna manera, algunas pudimos salir de ese bucle, otras lamentablemente se han quedado ahí y no saben qué hacer para salir, ni mucho menos cómo hacerlo.

Eso sí, son vistas como unas complicadas, que no saben lo que quieren, que son indecisas, pero sobre todo son unas cansinas que lo único que hacen es hostigar a su pareja, cuando la verdad es que han sido criadas de una manera, no solamente por su familia, sino por una sociedad que las ha coartado durante años.

Al final del camino hay luz

Pasados los 30 para muchas llega ese momento donde pueden elegir, donde ya no les da miedo, ni pena, ni piensan en el qué dirán. Finalmente puedes pedir lo que deseas.

Te sientes en la capacidad de manifestar tus gustos, tus necesidades, tus preferencias. Ya no te afecta tanto las criticas. Sin embargo, como nunca has ejercido realmente ese «derecho» no sabes muy bien cómo hacerlo y por eso pareces indecisa, por eso cuando te preguntan dices que quieres un hombre amable, pero tienes uno que te maltrata psicológicamente o que te ignora y te hace sentir mal.

Por eso dices que te gusta el azul (por ser «normal»), pero en el fondo te gusta más el rojo porque es más atrevido.

Sigues aparentando, sigues disimulando, queriendo no demostrar nada de lo que piensas y sientes, porque salir de ese círculo vicioso y de esas cosas que nos han inculcado no es una tarea sencilla.

Pero te diré que cuando realmente te canses de aparentar lo que no eres, de darle el poder a otro de elegir por ti las cosas que deseas, sueñas y quieres para tu vida y tu comodidad, sacarás la voz de tu interior y te permitirás dejar esas indecisiones y empezarás a decidir y exigir lo que realmente quieres para ti.

Buscar la perfección de algo que no sabemos

Claro que también existe un grupo de mujeres que tienen lo que se conoce como Pensamiento Mágico. En él se encuentran esas mujeres que no tienen ni puñetera idea qué quieren y desean de su pareja, o las personas que están a su alrededor.

Esas personas, parecen que nunca se pueden decidir, que siempre están inconformes, que se quejan, que despotrican a toda hora por su situación, por sus elecciones, por lo que han comprado y debieron cambiar en su momento. Son aquellas que prefieren vivir quejándose a actuar.

Y es que las mujeres que tienen este pensamiento nunca tendrán la pareja ideal, porque siempre, siempre les faltará algo para ser tan perfectos como ellas lo quieren y lo necesitan. No son muy altos o lo son mucho, no son tan atentos o son demasiado empalagosos, no son detallistas o se pasan de lo absurdo, en fin…

Tampoco tendrán un trabajo ideal, porque siempre habrá algo que no encaja: el sueldo, los compañeros, las responsabilidades, la ubicación…

Y en cuanto a su ropa o físico siempre podría ser mejor. Siempre podrían estar más delgadas o más gordas o con ropa más bonita o cosas más ostentosas…

En fin son de esas personas que no disfrutan del aquí por que se la pasan pensando en lo que no tienen o nunca tendrán.

¿Pero de quién es la culpa?

Podemos decir que la culpa no es nuestra, que la culpa es de la crianza, del ADN que tenemos en nuestro sistema, de esa represión que vivimos durante generaciones y que aún nos persigue.

Podemos tenerlo todo en este momento, pero siempre vamos a querer más. Parece que es normal nunca estar conforme, siempre desear más de lo que tenemos y me pregunto ¿Por qué pasa eso? ¿A qué se debe realmente? ¿Somos todas así?

Yo la verdad, creo que no somos todas así. Conozco mujeres con este «pensamiento mágico», en algunos momentos de mi vida yo lo he tenido. Pero también conozco personas que son indecisas o que no saben lo que quieren simplemente porque no les gusta elegir, les gusta que otro lo haga por ellas. Así no tiene responsabilidades o no tienen que pensar de más.

También las hay, que son demasiado mandonas, que quieren que todo se hagan como ellas lo indican y si piensas en hacerlo de otra manera, pobre de ti.

También las hay que no se complican, que no se alteran, que saben lo que no quieren y aunque tienen dudas sobre lo que quieren, saben cuál es la línea que no cruzarían. Tienen claro hacia donde van y aunque a veces pueden parecer sumisas y fáciles de llevar, son mujeres con carácter que tienen una meta clara y van por el camino que es.

Saben cuándo decir no, cuando decir sí, cuando tomar la iniciativa y cuando dejar que sea la pareja u otras personas quienes decidan.

Como conclusión, cuando veas una mujer que no sabe lo que quiere, que pide mucho pero se conforma con poco o que es demasiado exigente y prefiere estar sola. No la criticas, no la juzgues, ella al igual que yo, al igual que tú, está pasando por un proceso que no es fácil, que no es sencillo que le llevará años y años.

Porque descubrir qué quiere, cómo lo quieres, cuándo lo quieres y en qué situaciones lo prefiere es una cosa que se perfecciona con años, muchos años de elegir mal.

Ahora es tu turno: ¿Tienes claro lo que quieres? ¿Sabes cómo pedirlo o buscarlo? ¿Aún no has encontrado la manera de empezar a pedir y buscar lo que quieres?

Publicaciones Similares

Responder a CLaudia Gomez Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

24 comentarios

  1. Hola Diana! No se realmente de donde venga la indecision pero en mi adolecencia fui mas valiente, mas atrevida, sin miedos y me gustaba ser diferente, siempre he tratado de seguir ese camino creo que por eso estoy donde estoy no se su sea bueno o malo, es verdad que te enseñan a ser sumisa, a dejar que oteo elija por ti, pero no siempre lo haces a menos que sepas que esa decision te ayude o convenga, cuando tienes pareja e hijos lanhistoria cambia, las decisiones las opiniones hasta la forma de hablar, y no es cpa de nadie es que somos noaotros que deseamos entrar en los circulos viciosos de aceptacion sea cual sea, la exlresion es un regalo de la vida diaria la decision es una opcion y la accion siempre depende de tu manera de ver las cosas. Bueno o malo solo tu eres quien lo califica.

    1. Guapa, me encanta tu opinión, creo es como lo dices, tal cual. La decisión y las acciones que se hagan dependerá mucho de la dinámica de la pareja y de cómo se complementen, se comunican y funcionan al interior de la misma. No todas las relaciones son iguales y eso es lo maravilloso. Gracias por compartirnos tu opinión. Un abrazo preciosa 🙂

  2. Este post me viene como anillo al dedo. Como bien has dicho antes los adolescentes salían con sus parejas o la persona que les gustaba de manera diferente a ahora. Ahora ha cambiado tanto eso…
    Para que cambie el papel de la mujer en esta sociedad aún tiene que seguir cambiando mucho. Yo sólo tengo 24 años, para las personas mayores de 30 pensarán que soy una cría y apenas estoy aprendiendo a caminar, y sobre todo las mayores de 40.
    Pero a mi me han educado de una manera en la que yo digo lo que pienso tal cual lo pienso y como lo siento, soy muy sincera en esto y eso me ha hecho madurar muchísimo en el sentido de saber lo que quiero.
    Tengo 24 años y hace años que se que camino quiero seguir. Me encuentro caminos mejores mientras voy caminando, sí, algunos los cojo y otros no, pero siempre tengo un objetivo en mente.
    A mi muchas mujeres mayores de 30 o 40 me miran fatal. Porque eso de que una chica de 24 te diga lo que piensa así sin vergüenza ninguna y te sea sincera es raro, sobretodo para cuando pides una opinión y la opinión que te da esa chica no te gusta.
    Si yo te contara lo que me ha pasado… Cuando quieras hablamos por privado y te cuento porque es alucinante lo que me viene pasando hace años y hay algo muy reciente que me ha pasado por ser como soy.
    Creo que esta sociedad debe aprender a escuchar a los jóvenes y no tan jóvenes, que las personas deberíamos decir las cosas tal cual las sentimos sin que nos señalen o nos digan «tu calla que no entiendes, no sabes lo que quieres en esta vida».
    Hay personas jóvenes que lo tienen muy claro y creo que son un ejemplo buenísimo para aquellas que no lo tienen tan claro. No digo que no tenerlo claro sea algo malo, al contrario, hay veces que es bueno porque te hace probar varias cosas hasta que das con tu camino, pero creo que las personas que tienen su camino claro deberían poder ayudar a aquellas que no lo tienen. Que la sociedad escuche a aquellas personas que hablan claro y ven su futuro claro aunque sean «unos críos y crías».
    Un beso!

    1. Guapa, me encantaría hablar contigo, desde luego soy del pensar que muchas personas mayores están muy enfrascadas en que son más experimentadas que los «críos» de hoy en día, yo difiero mucho con eso, porque nosotros tuvimos una educación muy diferente a la que tienen ustedes (los jóvenes) ahora y la vida ha dado muchos saltos en este tiempo, lo que para ti con 24 es habitual para mi a mis 24 no lo era y eso hace que tú tengas un conocimiento que yo no tengo o viceversa. Siempre hay que saber escuchar al otro, por más joven, viejo, experto o inexperto sea. No es sencillo, pero deberíamos escuchar más y juzgar menos.
      Gracias por tu aporte bella, te escribiré para que me cuentes el tema. Un abrazo 🙂

  3. Creo que cada sexo es diferente y como bien dices tenemos que aceptarnos tanto los hombres como las mujeres. Pero también es verdad que si no tememos a lo que dirán, podemos llegar a ser mucho más seguras de nosotras mismas de lo que pueden llegar a ser ellos. Asi que es hora del cambio, y ollvidemos de nuestras inseguridades. Muy buen post. Me encanta. Un beso.

  4. Creo que no debemos hechar la culpa a nadie ni a nosotras mismas por que vete a saber lo que estas deseando hoy y lo que vayas a querer mañana, somos un mundo tan complejo que lo que debemos hacer es simplemente dejarnos llevar 🙂

  5. Como dice Vladdo en la imagen de Aleida que pusiste: Yo aún no tengo muy claro todo lo que quiero pero si se lo que no quiero.
    Me hiciste reír al recordar cuando a todo decimos no gracias por pena. Eramos tan bobas y para eso fuimos miradas, para aparentar y complacer. que error tan grande. Aunque yo como madre y esposa, tiendo a dejar que ellos decidan cosas basicas como donde comer o ir, en mi casa yo tomo las decisiones importantes y sobretodo las que me afectan directamente. Hoy no tengo miedo de decir nada, claro como dices eso me llevo 4 décadas de ensayo y error.

  6. Muchas veces idealizamos a las personas y las vemos muy lejanas y eso puede ser uno de los problemas porque no sabemos lo que queremos o en que lugar estamos. La autoestima también es un problema, yo lo veo en mí, me cuesta tomar decisiones porque no confio en mí por eso a veces parece que no sabemos lo que queremos pero si lo sabemos solo que no somos capaces

    1. Abbie la confianza en una misma es algo que tenemos que ir trabajando, no es fácil creer que somos capaces, que sabemos elegir bien. Tenemos que practicar mucho y seguro con el tiempo se dará mejor 🙂 Un abrazo preciosa 🙂

  7. Es cierto que a veces somos complicadas y no sabemos lo que queremos. A mi después de 12 años de casada, hay ocasiones en que mi esposo me pregunta si quiero comer algo o a donde vamos y yo en verdad ni sé. Aunque yo de adolescente siempre tuve claro el tipo de hombre que quería. Quizá por eso me casé a los 33 porque no encontraba lo que cumpliera mis expectativas jajaja. En fin, tienes razón que muchas de nuestras inseguridades vienen de la niñez, de la manera que nos criaron. De niños hasta nos imponen la ropa que debemos llevar. Lo correcto sería dejar al niño elegir por si mismo. En cuanto a comprar ropa, eso es otro rollo. Cuando nos gusta algo, el precio no va o cuando ambas cosas están bien, simplemente no nos gusta como nos queda y así vamos. Es por esa razón que los hombres odian tanto ir de compras con nosotras jajaja. Pero, así somos. No hay de otra. Besos.

    1. jajaja guapa es verdad, qué cosas con eso de comprar ropa y tener el dinero y que nada te quede y cuando no tienes todo te queda perfecto, es una pesadilla 😀 Tener exigencias en cuanto a la pareja es natural y lo más normalmente del mundo, nadie quiere pasar su vida con alguien que no cumpla ciertos «estándares» no es sencillo elegirlo y sobre todo encontrarlo entre tanta imperfección que hay en el mundo 🙂 Un abrazo 🙂

  8. Soy una persona muy indecisa entonces eso puede llevar a sentir que no se bien lo que quiero… pero tengo bien claro lo que no quiero. Hay que saber entender la diferencia. Con los años mi indecision fue disminuyendo y creo que eso se debe a la experiencia.

  9. Hola Diana! Al empezar a leer el post, no me sentia para nada identificada, por que desde chica supe q queria hacer de grande y hoy diga lo sigo manteniendo (tengo 28), estoy estudiando lo que siempre quise, pero bueno, hubo y hay siempre obstaculos en el camino, pero sigo el camino 🙂
    Despues, a medida que segui leyendo, senti que estabas contando parte de mi vida, de cuando fui adolescente!!! Cuanta razón! La sociedad, la vida nos creo tan sumisa!!! Recuerdo salir con chicos y decir, no no tengo hambre y en realidad estar muriendome de hambre, jajaja me hizo reir tanto recordar esos momentos, que pequeña era…. Y bueno lo mismo me paso con las relaciones sexuales, siempre callada, siempre aceptaba todo, nunca llegaba al orgasmo :/
    Espero el dia de mañana poder enseñar a mis hijos. A saber tomar decisiones (sobre todo si tengo nenas) y que no sufran «la indecision»
    Besos linda 🙂

    1. Mery, qué linda. Muchas gracias por tu mensaje y por compartirnos tu punto de vista. Me encanta que te hayas sentido identificada y que no en algunas partes, es genial, todas vivimos cosas muy parecidas y a la vez tan diferentes, que es genial, me parece fascinante. Un abrazo 🙂

  10. Me ha gustado mucho tu post. Siempre hay que saber (o al menos, intentar saber y decidir) las cosas que cada uno queremos, y no dejar que decidan por nosotros, porque si deciden las cosas pequeñas, por poca importancia, en las importantes ya no vas a tener ni voz ni voto. En el fondo, siempre preferimos una opción más que otra, aunque digamos que nos da igual… no es verdad, pero muchas veces es más cómodo que elijan los demás que el hecho de pensar un poco más o de dar la cara y decirlo, y cuando queremos opinar o decidir, ya es tarde.
    Saludos!!

    1. Lorena, lo has dicho muy bien, hay que aprender a tomar decisiones si no queremos luego que las decisiones de otros nos afecten, cuesta un poco, pero tenemos que intentarlo, no perdemos nada y ganamos más de lo que imaginamos 🙂 Un abrazo guapa 🙂

  11. Muero de la risa, es que me siento muy identificada. Ja ja, yo era de aquellas por temor no decía claro lo que quería, era de aquellas que quería comerme una hamburguesa muy grande.
    Recuerdo que un chico me dijo: tú me sales muy económica. Ja ja.
    Somos complicadas, muy complicadas. Creo que si sabemos lo que queremos, pero a veces no sabemos como pedirlo.
    Saludos.