Primera vez de un chico
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Relato erótico: la primera vez de un chico

Este es un relato enviado por Marta una lectora del blog que nos cuenta su historia con un jovencito que se estrenaba en el sexo y que la sedujo hasta el punto que repitió más de una vez con el mozo.

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Nos conocimos chateando por Internet, de esos que aparecen de la nada, sin saberse ni cómo ni porque motivo le di la cuenta de mi Skype, pues me parecía un chico normalito, formal, sin patanerías.

Así que empezamos a hablar de cosas varias: de su familia, de la mía, sus gustos, los míos y así todos los día hablábamos un rato.

Luego nos vimos por la cámara. Cuando lo vi me pareció muy jovencito, nunca me insinuó nada, yo menos. Sin embargo, un día me dijo que me quería conocer en persona, que sería genial podernos ver y tomarnos un refresco, yo le dije que seria chévere, pero en ningún momento se dejó entrever que podría pasar algo o que tuviéramos algún interés personal y menos sexual.

Así que quedamos en vernos en un sitio que nos quedara cerca a los dos, pues vivíamos retirados, pero al menos estábamos en el mismo país, cosa que ya es bastante positiva.

Cuando nos encontramos, nos saludamos, él me dio un beso en la mejilla, yo lo vi aún más jovencito. Era un niño, mucho más joven que mis hijos, más carne y presencia tenían ellos, así que no me pasó un mal pensamiento por la cabeza y nos sentamos en una cafetería a tomarnos unos refrescos y a charlar.

Él se quedó mirándome y me dijo que no se había desilusionado. Eso me causó curiosidad, así que le pregunté a qué se refería y me dijo que era mucho más linda en persona.

Yo bajé los ojos ruborizada, no me imaginé que un mocoso me iba a piropear y no le podía decir que a mi me parecía un niño, lindo, pero un niño que nada que ver, aunque ya lo había visto por cámara, personalmente se me hacía más infantil.

Como era ya tarde, me dijo que no se podía volver a su ciudad que tendría que amanecer en un hotel esa noche, que si lo acompañaba a uno, que como no conocía la ciudad. Así que tomamos un taxi y le pedimos al taxista que nos llevara a uno, no tan caro.

Llegamos al hotel y pidió un cuarto con una sola cama, yo le dije que hasta ahí lo acompañaba, pues yo sí tenía amigos donde quedarme.

Él me dijo que lo acompañara al cuarto para conocerlo. Subimos al cuarto, él me dijo que lo esperara un momentico que iba a entrar al baño, me senté en la cama a esperarlo, cuando va saliendo del baño en pelota y con el pene parado y con condón.

Qué sustó que me dio, pues yo todo esperaba menos que él fuera a salir en cueros.

Se acercó y me dijo que por que no me había quitado la ropa.

Yo le digo: “no tengo porque quitarme la ropa, ya me voy, que descanses”

Pero él no me dejó parar de la cama, se acercó y me dio un beso, que me derritió.

Hace mucho tiempo no me besaban así, tan concienzudamente.

No sé en que momento empezó a quitarme la ropa, cuando me di cuenta, en lo único que pensaba era en la pena que me daba que me viera desnuda, pues yo ya no estoy para esos trotes, ni tengo cuerpo de veinteañera, pero él no me dejó que me tapara ni nada y muy despacio me fue reclinando en la cama y suavemente, con mucha ternura me fue cubriendo de besos.

Pues que decir ahí… La carne es débil y para mi había pasado mucho tiempo, así que dejé que me sedujeran sus manos que me tocaban por todas partes y sus labios que besaban tan delicioso.

Sentía que se restregaba contra mi, yo me dejé llevar y acepté que se me montara y se refregara, aunque no sentía que nada me entrara, pero sentía rico su fricción en mi clítoris, yo ni le tocaba el pene, sentía que él se cogía el pene y se preocupaba porque no se fuera a salir el condón.

Luego me le monté encima y eso le gustó más, me moví encima, pero tampoco sentía que me entrara nada a la vagina, creo que lo tenía muy pequeñito, además que era como curvo, no sé era raro.

El caso es que de esa forma me excitaba mucho más, pues al ser curvo, pequeño y estando bien tensionado, me daba justo en mi entrada y rosaba el clítoris a la perfección.Entonces era rico sentirlo ahí, así que me estuve mucho rato encima, pasaba de un orgasmo al otro, de la forma más deliciosa.

Mientras, él me chupaba las tetas y hacia su movimientos de pelvis, para que yo sintiera más placer.

Al rato cuando se vino, ya cansados nos quedamos dormidos.

No sé como se me olvidó que estaba en una parte donde me esperaban, en esos momentos olvidé el mundo, sólo estaba mi jovenzuelo, que se restregaba contra mi, ronroneando como un gatito y dándome pequeños besitos a toda hora, entre dormido hacia pu,pu,pu,pu, con sus labios y yo golosa me pegaba a ellos.

Al otro día, despertamos, pedimos el desayuno al cuarto y mientras llegaba tuvimos otro buen restregón, yo de pronto oí que se quejaba un poco y le pregunté qué le pasaba.

Me dijo que al ser la primera vez aún estaba dolorido un poco, pero que se le quitaría.

Yo imaginé que se refería a la primera vez que estaba conmigo, nunca imaginé que había estado con un virgen, eso lo descubrí días después, cuando volvimos a hablar y él me preguntó que como me había sentido con él y que si me gustaría repetirlo.

Le dije que lo había sentido bien, parece ser que experiencia tampoco tenía ya que ni cuenta me di, es más parece que la virgen era yo, ya que al estar con él, él fue el que me brindó todo con delicadeza, mienta que yo ni por enterada de que apenas se estaba entrenando.

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3 comentarios

  1. Mmm oye pero entonces no te entro y no cojieron al final. Yo en un momento asi quedaba mas caliente que radiador y me la metia toda a mano si el peqie no podia o le daba una chupada de pelicula. Me faltó ese combustible pero igual el relato esta justo de morboso.