Sexo-en-publico
|

Relato erótico: Sexo en Público: “Bus Urbano”

Los relatos eróticos forman una parte importante de este blog. Como sabes puedes enviarnos tu escrito, que puede ser desde una fantasías, poesía o historia. Si lo deseas, también puede compartir lo que leas en las redes sociales con el hashtag #SábadoErótico.

Espero te guste el relato que nos ha enviado Andres y ha titulado: “Sexo en Público: “Bus Urbano””. Recuerda que si te gusta puedes compartirlo en las redes sociales con el hashtag #SábadoErótico

Me considero un hombre aventurero, de riesgos y de mente abierta; por lo cual mi pareja aunque es muy diferente a mí, ha cumplido una de mis mayores fantasías.

Una noche nos encontrábamos viajando a otra ciudad en el transporte urbano. Le comenté que quería hacer el amor con ella, lo cual no le gustó mucho porque era algo imposible sin que la gente se diera cuenta, pero yo soy algo arriesgado y estaba dispuesto a intentarlo y convencerla para ello.

Obviamente nada estaba planeado, solo íbamos de regreso a nuestras casas y el bus iba completamente lleno. La única ventaja es que era de noche.

Estábamos ubicados en la mitad de todo, donde los de atrás podían ver que pasaba adelante, los del lado miraban qué hacíamos y los de adelante se paraban a observar que había atrás.

Tipo 10:30 de la noche, mi pareja estaba dormida, llevábamos una cobija encima y poco se podía ver, yo estaba frotando su entrepierna, creo que eso la empezó a excitar demasiado, pues se levanto asombrada y me observo con una mirada que yo ya conocía bien. Tenía ganas.

Así que estiró la mano hacia mi entrepierna y empezó frotarme el peneo con sus manos, eso me la fue poniendo dura en un momento y con ganas de terminar lo que estabamos empezando.

En esos momentos, no pasaba nada solo nos frotábamos las partes intimas, guardando silencio para que la gente no se diera cuenta. Una sensación riquísima.

Nos fuimos quitando los pantalones sin hacer mucho ruido y ya sin ropa encima empezamos a realizar maniobras en los asientos de tal manera que yo quedara debajo de ella y ella encima pero no del todo, como si estuviera medio acostada encima mío, solamente las piernas.

La idea era que la gente no sospechara nada, pues los de atrás y a los lados observaban qué estábamos haciendo.

Todo esto sucedía mientras estábamos sentados en el bus, de repente ella empezó a moverse sobre mi pene sin penetración empezó a jugar conmigo.

Eso me gustaba un montón y sentía las ganas de estar ya adentro, al momento sentí su mano tocándome, permitiéndome llegar hasta su vagina y acomodándolo para empezar la mejor faena que podría haber tenido en mi vida.

En ese momento, las personas que venían atrás se despertaron y nos toco bajar un poco el ritmo para no levantar sospecha, mientras yo seguía haciendo un movimiento de pelvis muy suave.

Sentía como ella respiraba más y más fuerte, luego ella se pasó al asiento del lado, como si estuviera dormida dándome la espalda de igual forma yo también lo hice, ya ambos estábamos sin ropa, y descobijados, era tanta la adrenalina y la excitación que no nos dimos cuenta cuando el vecino de al lado nos estaba observando.

Mi pareja al observar eso más se excitaba y empezó a tocarse el pecho, pero era cuestión de minutos para olvidarnos de todo lo que había en nuestro alrededor.
El que nos observaran nos motivaba muchos más para terminar, pero con la sensación de seguir en tan maravilloso acto sexual.

Por un momento ella intentó parar pero no se lo permití ya que la tenía agarrada de la cintura.

Con preocupación mi pareja voltea a verme y le hago la seña con la mirada de que todo está bien, ella sonríe entonces aprieta un poco más las piernas sintiendo de esta manera una penetración mas estrecha y más placentera.

Mi pareja ya con ansiedad de parar y terminar para seguir durmiendo y bajarnos del bus rápido y evitar ser vistos como unos pervertidos sexuales.
Sigo mi movimiento lentamente hasta el punto que la aprieto más fuerte dándole así tres empujones fuertes que inevitablemente más de una persona pensó que algo le pasaba, pero ya ella estaba tan húmeda y caliente que nos acabábamos de venir.

Ambos sentíamos como el asiento donde estábamos se mojó completamente, nos vestimos y acobijamos rápidamente.

El vecino de al lado obviamente no nos quito ojos de encima, imagino que tenía un gran calentón, no sé si se acariciaba mientras nos veía, pero nososotros imaginabamos que sí.

La experiencia es más que fenomenal, un espacio cerrado con un total de 40 personas con la posibilidad de observar todo lo sucedido y la sensación de haber terminado cumpliendo unas de mis grandes fantasías, no tiene precio.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

6 comentarios

  1. Muy arriesgado, casi como una película de suspense por el temor a ser descubiertos… Si los demás pasajeros y el bus en sí mismo, hablarán se iba a liar una muy grande!!